¿Sabemos distinguir el mueble ecológico del que no lo es? ¿Qué criterios se han de tener en cuenta? Decidir mejorar el impacto ambiental de nuestra casa comienza con la selección de un mobiliario más ecológico y saludable. Pero ¡cuidado! que a veces ni es verde todo lo que parece, ni lo eco es tan evidente.
La madera puede ser el material más ecológico cuando es extraída de manera controlada de cultivos forestales o mediante la tala selectiva que permite la regeneración natural del ecosistema. A la hora de construir nuestra vivienda hemos de intentar que los materiales sean reciclables y respetuosos con el medio ambiente, como es el caso de las casas prefabricadas. En cambio, si procede de un bosque talado sin control, el mismo material se convierte en un crimen contra la ecología. El distintivo con mayores garantías con el que contamos para identificar la madera sostenible
es el FSC, aunque según Greenpeace no basta el sello y debería evitarse la procedente de países sin garantías democráticas como las repúblicas ex soviéticas o los países en vías de desarrollo. La especie es también clave siendo las más recomendables haya, roble, pino laringio y abedul. En cambio las repoblaciones de pino radiata, eucalipto, cedro o abeto dañan el ecosistema y no son recomendables. Y finalmente, está la lista roja de especies tropicales protegidas, que deberían sustituirse por otras menos delicadas.
ELIGIR UN SOFÁ más sostenible nos llevará a reinterpretar viejas soluciones abandonadas a día de hoy. La espuma de poliuretano es un material con un elevadísimo impacto tanto en el clima como en la capa de ozono, y sus componentes están clasificados como potencialmente cancerígenos; la búsqueda de alternativas es una urgencia. Las espumas de látex son prácticamente inocuas, y de un formato similar al poliuretano, pero con unos requisitos de transpirabilidad muy exigentes que condicionan su uso. En cambio, los muelles embolsados son insuperables para conseguir comodidad eco eficiente, con un elevado porcentaje de material reciclado y sin emisión de sustancias nocivas durante su uso. Para mejorar el tacto, una capa de algodón reciclado junto a lana de oveja, que no requiere de retardantes de llama por ser intrínsecamente ignífuga, nos da como resultado el sofá perfecto para el cuerpo y para el medio.